Aunque el yoga está ahora en pleno auge, esta moda no es nueva. La cultura milenaria en la que se basa cambió con su filosofía en cierta manera el comportamiento social en India y se extendió por el mundo hasta ser una rutina normal en los gimnasios. Ahora, además de contar con un Día Mundial, ha sido declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
A la altura de la rumba cubana o las Fallas de Valencia, recién reconocidas con este título, esta disciplina física ha entrado en esa lista de la UNESCO. "La filosofía subyacente a la antigua práctica del yoga en India ha influido en numerosos aspectos de la sociedad de ese país, que van desde la salud y la medicina hasta la educación y las artes", remarca la organización en su comunicado y reconoce "el bienestar mental, físico y espiritual de las personas" que lo practican como consecuencia de la "unificación de la mente, el cuerpo y el alma" que consiguen mediante el yoga.
Además de ayudar a esculpir el cuerpo a nivel físico, el yoga puede conseguir también influir en el comportamiento y la conducta de las personas. Según una investigación realizada por la estudiante del Máster Universitario en Prevención e Intervención Psicológica en Problemas de Conducta en la Escuela de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), Celia Vera, el yoga puede ayudar igualmente a disminuir el estrés infantil y la ansiedad. "Existe una relación positiva entre la prevención y la mejora de las conductas inadecuadas del alumnado en las aulas con técnicas de relajación y concentración derivadas de la práctica del yoga".
Otros estudios, como el publicado en 'Frontiers in Psychiatry', aseguran que los beneficios físicos y psíquicos del yoga llegan hasta ayudar a combatir el insomnio, la depresión leve, funcionando de manera similar a la que lo hacen los antidepresivos u otras terapias.
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